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Francesc Miralles (Barcelona, 1967) empezó su carrera como escritor firmando obras bajo seudónimo en una editorial de libros de autoayuda. Esa experiencia sirvió para animarle a probar suerte con la literatura y de ahí surgió Un haiku para Alicia, premio Gran Angular 2001/02. A esta primera novela juvenil le siguieron, entre otras, El Quinto Mago, Alison Blix, El cuaderno de Aroha, la saga del Círculo de Ámbar, la serie Retrum o la trilogía Oblivion (conectada con la anterior), escritas en solitario, o las creadas a cuatro manos con Javier Ruescas Pulsaciones y Latidos, esta última de reciente publicación y que presentarán en el Celsius de este año.
Pero Miralles no se limitó a consolidarse como excelente autor de novela juvenil, sino que – haciendo gala de una capacidad de producción extraordinaria – se lanza con gran éxito al mundo del thriller. Se inicia en esa aventura con El cuarto reino y La Profecía, ambas protagonizadas por el periodista de investigación Leo Vidal, y le siguen cuatro títulos más, entre ellos La última respuesta, co escrita con Álex Rovira y ganadora del premio Torrevieja. Con Rovira ha escrito también El laberinto de la felicidad, Un corazón lleno de estrellas y El bosque de la sabiduría. Y es así mismo co autor con Care Santos de El mejor lugar del mundo es aquí mismo, traducida, igual que algunas de sus obras anteriores, a más de doce idiomas.
De nuevo en solitario, pero alejado ya del thriller, cabe destacar Cafè Balcànic, escrita en catalán y en la que recoge sus vivencias en Eslovenia y Croacia durante la guerra de los Balcanes, Barcelona Blues, la que fue su primera novela en castellano y en la que tiene enorme influencia lo vivido durante su etapa en la editorial de libros de autoayuda o la muy popular Amor en minúscula, traducida a veinte idiomas, de reciente publicación en EE UU y su continuación ocho años después con el título Wabi-Sabi, por citar sólo algunos títulos.
Y es que el volumen y la calidad de la producción de Miralles son abrumadores. Que encima saque tiempo para montar grupos musicales o escribir columnas para El País Semanal, CuerpoMente y Mente Santa ya es para quedarse con la boca abierta.